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Mi experiencia de la escuela de verano Scooltic 2020

Son las 6 de la madrugada de un día del mes de julio.  Tengo que desayunar, darme una ducha, vestirme y salir pitando porque he quedado con tres compañeros de mi centro que este año me acompañan, como alumnos, a la escuela de verano. Es mi segundo año como formador en la escuela y digan lo que digan, hay nervios.  De hecho siempre que asisto a una formación me pregunto si el formador tiene las mismas inquietudes que tengo yo antes de “salir al ruedo”. Hemos pasado unos días coordinando todo. Alfredo, David, Lola, Chuso, Sergi, Álvaro, Julio y yo.  Con ellos, nada puede salir mal.

La escuela de verano, al igual que otras formaciones que imparte ScoolTic, tiene algo diferente.  Son muchas horas metidos en un aula compartiendo con otros profes, que emplean parte de sus merecidas vacaciones en formarse, todas nuestras experiencias de nuestro día a día. Pero la experiencia, lejos de ser tediosa, resulta ser muy gratificante pues, llegan los momentos de descanso, de almuerzo y comidas, donde estrechamos lazos con todos los compañeros y compañeras por medio de un café, un tentempié o un paseo hasta los aularios.   La tarde ya es otra cosa, hemos entrado en calor. Ya nos suenan todas las caras y hay cierta confianza entre nosotros pues, somos madera del mismo árbol y hablamos el mismo idioma. La charla de David Ranz sobre neuroeducación y rediseño de espacios se hace corta pues, es de aquello que nos gusta, de aquello que nos apasiona y en nuestras cabezas vamos pensando cómo aplicar eso que nos cuenta al día a día de nuestro centro.

La organización del evento impecable, como siempre. Marcando los tiempos, controlando que todo funcione, arropando a formadores y alumnos en todo momento. 

Volvemos en el coche a nuestra ciudad a 70 km de dónde se realiza el evento, cansados pero con una sonrisa. Comentamos esto y aquello, lo bien que ha estado la primera jornada, que hemos conocido a compañeros de este y de aquel cole.

El segundo día desaparecen las inquietudes. Las buenas sensaciones de la jornada compensan ese cansancio y volvemos a echarnos a la carretera para ver qué sorpresas nos depara el segundo día. Seguimos hablando de UDIs y seguimos ayudando a los alumnos a confeccionar la suya propia, lo que vulgarmente se conoce como “abrir la lata” Las sesiones son prácticas y colaboramos todos así es que, cuando vamos entrando en calor llega el momento del descanso ¡Ya llevamos dos horas! se escucha al fondo de la clase. Buena señal.

Después del almuerzo seguimos un rato más hasta que llega el momento de la diversión.

 ¿Qué nos habrán preparado estos “locuelos” de ScoolTic?

Distribuimos a los alumnos en grupos y da comienzo una especie de escape room en el que cada grupo tiene que pasar unas pruebas. En ese momento los participantes vuelven a ser niños por unos instantes y los ver correr de aquí para allá para conseguir su misión.

Este año fue extraño por las mascarillas, la distancia, los geles, los termómetros… pero fue genial.

Nos vamos pero, antes de despedirnos hay una merienda en un precioso lugar cerca del cole, con mesitas al exterior y mucho espacio. ¡LLUEVE EN JULIO! Si es que… ¡lo que no consigamos en ScoolTic! El salón es grande y nos despedimos como toca, degustando jamoncito y un merecido refresco.

Volvemos en el coche, de nuevo, 70 km más hasta casa, pasan rápido comentando “las mejores jugadas”. Han sido dos días intensos pero, de nuevo, marco esta cita como una de las imprescindibles en mi calendario, subrayada y con comentario “de lo mejorcito del año”. Nos vemos el 7 y 8 de julio en la  “Escuela de Verano de Scooltic 2021”. 

ANÍMATE. APRENDER HACIENDO. COMUNIDAD DE APRENDIZAJE.

Maestro de Educación primaria y AyL con la suerte de poder conjugar mis dos grandes pasiones, la educación y la tecnología.

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