Son las 6 de la madrugada de un día del mes de julio. Tengo que desayunar, darme una ducha, vestirme y salir pitando porque he quedado con tres compañeros de mi centro que este año me acompañan, como alumnos, a la escuela de verano.
Primer día
Es mi cuarto año como formador en la escuela y digan lo que digan, hay nervios. De hecho, siempre que asisto a una formación me pregunto si el formador tiene las mismas inquietudes que tengo yo antes de “salir al ruedo”. Hemos pasado unos días coordinando todo. Alfredo, Yon, David, Lola, Manuel, José Manuel, Fernando, Álvaro, Julio y yo. Con ellos, nada puede salir mal.
La escuela de verano, al igual que otras formaciones que imparte Scooltic, tiene algo diferente. Son muchas horas en un aula compartiendo nuestras experiencias del día a día, con otros profes, que emplean parte de sus merecidas vacaciones en formarse.
Pero la experiencia, lejos de ser tediosa, resulta ser muy gratificante, combinada con momentos de descanso, de almuerzo y comidas, donde estrechamos lazos con todos los compañeros y compañeras por medio de un café, un tentempié o un paseo hasta los aularios.
La tarde ya es otra cosa, hemos entrado en calor. Ya nos suenan todas las caras y hay cierta confianza entre nosotros pues, somos madera del mismo árbol y hablamos el mismo idioma.
La charla de David Soler sobre la LOMLOE y su aplicación para el nuevo curso se hace corta. Porque afecta directamente al trabajo que nos apasiona, y en nuestras cabezas vamos pensando cómo aplicar lo que nos cuenta al día a día de nuestro centro.
La organización del evento impecable, como siempre. Marcando los tiempos, controlando que todo funcione, arropando a formadores y alumnos en todo momento.
Volvemos en el coche a nuestra ciudad a 70 km de dónde se realiza el evento, cansados, pero con una sonrisa.
Comentamos esto y aquello, lo bien que ha estado la primera jornada, que hemos conocido a compañeros de este y de aquel cole.
Segundo día
El segundo día desaparecen las inquietudes. Las buenas sensaciones de la jornada compensan ese cansancio y volvemos a echarnos a la carretera para ver qué sorpresas nos depara el día. Seguimos hablando de UDIs, evaluación por competencias y seguimos ayudando a los alumnos a confeccionar la suya propia, lo que vulgarmente se conoce como “abrir la lata”
Las sesiones son prácticas y colaboramos todos así es que, cuando vamos entrando en calor llega el momento del descanso. ¿Ya llevamos dos horas? se escucha al fondo de la clase. Buena señal.
Después del almuerzo seguimos un rato más hasta que llega el momento de la diversión.
¿Qué nos habrán preparado estos “locuelos” de Scooltic?
Distribuimos a los alumnos en grupos y da comienzo un «escape room». En ese momento los participantes vuelven a ser niños por unos instantes y los ver correr de aquí para allá para conseguir su misión.
Nos vamos, pero, antes de despedirnos hay una merienda en un precioso lugar cerca del cole, con mesitas al exterior y mucho espacio. El salón es grande y nos despedimos como toca, degustando jamoncito y un merecido refresco.
Volvemos en el coche, de nuevo, 70 km más hasta casa, que pasan rápido comentando “las mejores jugadas”.
Han sido dos días intensos, pero, de nuevo, marco esta cita como una de las imprescindibles en mi calendario, subrayada y con comentario “de lo mejorcito del año”. Nos vemos en la “Escuela de Verano Scooltic 2023”.
ANÍMATE. APRENDER HACIENDO. COMUNIDAD DE APRENDIZAJE.
Maestro de Educación primaria y AyL con la suerte de poder conjugar mis dos grandes pasiones, la educación y la tecnología.
Google Educator Level 1 y Level2. Apple Teacher